Nunca es tarde para tener una infancia feliz...

 

-Esto va a sonar muy loco, pero les juro por mi madre, es cierto!

...es lo que aprendo de mis pacientes, especialmente cuando hacemos EMDR.

Los recuerdos que tenemos son solo una versión posible de lo que ha ocurrido. Cuando se estimulan con EMDR las fuerzas regenerativas de tu cerebro, los recuerdos que tienes que te producen perturbación, cambian. Sí! Cambian en una dirección positiva. 
No es la dirección que te sugiere el terapeuta, nadie te da consejos. 


En estos momentos, como terapeuta guardo silencio, me postro con humildad y contemplo la maravilla de la naturaleza reflejada en la sabiduría con la que mi paciente reconstruye su historia y encuentra en si mismo las imágenes y las palabras que necesita para reparar su infancia. 


Al escucharse hablar y notar como sus recuerdos dolorosos se hacen borrosos y son reemplazados por otros recuerdos más adaptativos, mi paciente comprende que hay algo en su interior más grande que lo que cree acerca de si mismo. 
Al principio le crea confusión, porque no puede entender que ya no estén los recuerdos que siempre estuvieron ahí. Y también temor de que este cambio sea solo una ilusión, que al día siguiente todo vuelva a sentirse igual...

pero el cambio es permanente. 

Entonces te das cuenta de que tus recuerdos son maleables, que puedes superar las emociones atadas a esos recuerdos perturbadores, que tus creencias incapacitantes acerca de ti, son solo eso: creencias, que puedes cambiar. 
Puedes dejar de creer que hay algo malo en ti. 


Puedes creer profundamente que eres bueno y que mereces amor. 

Planeaba que este fuera un artículo informativo, pero la verdad escribir esto me está sacando lágrimas.
Presenciar este renacer en las personas es algo muy conmovedor.



Como cuando ves en un bebé o en un paisaje la grandeza y la fuerza de la vida y te sientes en contacto con algo más grande que tu propio entendimiento. 



Bueno así me siento mientras trabajo con mis pacientes. Estoy muy agradecida por poder hacer este trabajo.



Ahora si, la parte informativa!

La terapia EMDR cuyas siglas traducidas del inglés significan: desensibilización y reprocesamiento a través de movimientos oculares, fue creada por Francine Shapiro en los ochentas y poco a poco ha ido obteniendo el reconocimiento y el respaldo de organismos de salud internacionales. 


Ha sido un proceso lento pues a muchos terapeutas de corrientes tradicionales les parecía imposible que haya una terapia que permita curar definitivamente p.e. una fobia en una sesión, cuando con otros procedimientos se tarda meses, incluso años sin llegar a veces a lograr un cambio estable.


Así como cuando nuestro cuerpo se lastima, todo nuestro sistema trabaja en dirección de reparar los tejidos lesionados, la tendencia natural de nuestro cerebro es la de resolver y sanar las heridas que nos dejan las experiencias difíciles que vivimos. 


Sin embargo, cuando una situación nos desborda, porque supera nuestra capacidad de procesar la emociones que nos genera, puede pasar que este sistema que normalmente convierte las experiencias en recuerdos y en aprendizajes, se bloquee y no logre archivar recuerdos allí donde pertenecen: en el pasado.
Es allí cuando nos encontramos reviviendo una y otra vez emociones perturbadoras al pensar en cosas que ya pasaron. 
Nuestro sistema se ha bloqueado y en su intento por archivar funcionalmente la información del pasado, para dejar libre nuestro sistema para afrontar el presente, nos lleva a sentir una y otra vez dolores, tristezas, frustraciones y culpas antiguas cuando algo que ocurre detona ese recuerdo que aún no está procesado. 


Estamos traumatizados.

Para estar traumatizado, no es necesario que te ocurra algo espantoso. 


Cuando somos pequeños, somos extremadamente sensibles al modo en que nuestros padres y otras personas nos tratan. Experiencias aparentemente insignificantes, pueden marcarnos a fuego y seguir dejando consecuencias sobre el modo en que sentimos y pensamos acerca de nosotros mismos y de los demás, sobre el modo en que vivimos.
De hecho podemos estar convencidos de que tuvimos una infancia feliz, pues nuestra mente ha olvidado o minimizado los momentos que nos lastimaron, en un intento por salvarnos.


Cosas tan normales como que nuestros padres trabajaran tiempo completo, las peleas entre ellos, que nuestra madre estuviera deprimida o angustiada aunque estuviera siempre en casa, que criticara nuestro aspecto o se preocupara por nuestro peso.   


Cosas pequeñas que pasan todos los días, esas son las cosas que esculpen las bases de nuestra personalidad. Son como la gota de agua que labra la roca. 


Nuestra mente puede "olvidar" pero lo que queda guardado en el cuerpo, nuestras emociones, no se borra simplemente. Sigue allí, latente, capaz de subir a la superficie cada vez que nos pasa algo que se asocie con ello. Todo ocurre de modo inconsciente, no nos damos cuenta. Generalmente "culpamos" a lo que acaba de ocurrir por esa avalancha emocional que nos viene de adentro. 


Por ejemplo, tu pareja no te llama y se te cae el mundo en pedacitos, te sumes en la tristeza, sientes abandono, piensas que no sirves, que nadie te quiere, etc. Claro, la culpa la tiene el otro por no ser confiable, por no cumplir. 


Pero, en serio?  


Te parece que un hecho tan insignificante sea el causante de semejante terremoto emocional? 
En realidad, este hecho se conecta con experiencias de angustia, de soledad que viviste de pequeño y el dolor existencial que sientes, es el dolor aún no procesado del niño que en un momento dado se sintió abandonado.


Quizás nos acostumbremos a nuestros miedos e inseguridades, a pensar que hay algo defectuoso en nosotros mismos, a sentir que nos hundimos en un pozo sin fondo cada vez que algo no nos sale como queríamos. A luchar mucho por mantenernos a flote, incluso a odiarnos. 


Pensamos así SOY, así me voy a quedar, qué vas a hacer. 


Bueno te quiero decir que ESTAS así porque hay en ti emociones antiguas sin procesar. 
Sigues reaccionando ciegamente a dolores del pasado, como un animal herido, sufriendo mucho por cosas que ya no están pasando y haciendo responsables por tu dolor al mundo, a los demás o a tus "defectos". 
Pero la buena noticia es que no ERES así. 
En ti hay una capacidad inmensa de sanar esas heridas y por ello de SER otra persona, más amorosa consigo misma, más capaz de regularse, más centrada, más libre. Eres capaz de sanarte porque TU cerebro, al igual que tu piel y que todos tus órganos, tienen la capacidad de regeneración, de cicatrizar las heridas, de recuperar el equilibrio.


La terapia EMDR se basa en esta premisa y lo que hace es estimular la capacidad natural de autosanación de tu cerebro, que ha quedado bloqueada por emociones que en un momento de tu vida superaron tus recursos para procesarlas.


Por ello es que nunca es tarde para tener una infancia feliz


Para más información sobre EMDR puedes visitar http://www.psicologaentuidioma.de/terapias.html
Para acordar una cita en Berlín puedes escribirme a dar.psicologa@gmail.com





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